Tener compañía de gaviotas de Aleisa Ribalta Guzmán
Aleisa Ribalta. (La Habana, 1971).
Nacida en Cuba. Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Talud(Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). Tiene en preparación los volúmenes de poesía Tablero y Cuaderna, bao y regala.
Maleficio de mar a montaña
”Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito”
Dulce María Loynaz
Cuenta la leyenda que una criatura de isla
con tendencia a la melancolía
y más sueños que realidades
en la cabeza dióse un día
a cruzar el océano soñado
La criatura sentía una rara atracción
por todo lo que viniese del mar
incluidos los marineros
las puestas de sol
y las gaviotas
En continente conoció marinero
nacido en valle sin costa ni ensenada
allí tuvieron un romance
efímero y convulso
como agua de océano
que acerca separando
los dioses cantaron en su beso
una verdad tan grande como el mar
La de isla es terca criatura
que ha traicionado sueños
así de escurridizos
como la cabeza de los pájaros
que tragan peces voladores
para después tragarse aves
de Caribe en ciclotimia infinita
El de montañas fue ser ávido
de azules como sus ojos perdidos
en valle encerrado por mogotes
viendo pastar ovejas
en tardes de circo ambulante
algún esquiador en días
demasiado largos de nieve
salió a buscar el mar lontano
de las fotos familiares
primer amor en costa de Amalfi
La de isla seguirá soñando el mar
añorará la tierra desde la que partió
buscará incesante el amor
de un marino sin tenerlo
será condenada a vivir entre montañas
colmará las noches de insomnio
en soledad congelará en peces
de nieve todo el deseo
Al capitán que valiente
quiso cambiar su verde paisaje
le será concedida la suerte
de dormir mecido por las olas
ver las puestas de sol más sublimes
y tener compañía de gaviotas
nada impedirá que su beso
germine entre corales