Tener compañía de gaviotas de Aleisa Ribalta Guzmán

05.06.2019 18:20

                          

 

 

 

 

       Aleisa Ribalta. (La Habana, 1971).

 

Nacida en Cuba. Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Talud(Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). Tiene en preparación los volúmenes de poesía Tablero y Cuaderna, bao y regala.

 

 

 

 

 

 

Maleficio de mar a montaña

           

”Rodeada de mar por todas partes,

soy isla asida al tallo de los vientos...

Nadie escucha mi voz, si rezo o grito”

 

Dulce María Loynaz

 

 

Cuenta la leyenda que una criatura de isla

con tendencia a la melancolía

y más sueños que realidades

en la cabeza dióse un día

a cruzar el océano soñado

La criatura sentía una rara atracción

por todo lo que viniese del mar

incluidos los marineros

las puestas de sol

y las gaviotas

 

En continente conoció marinero

nacido en valle sin costa ni ensenada

allí tuvieron un romance

efímero y convulso

como agua de océano

que acerca separando

los dioses cantaron en su beso

una verdad tan grande como el mar

 

La de isla es terca criatura

que ha traicionado sueños

así de escurridizos

como la cabeza de los pájaros

que tragan peces voladores

para después tragarse aves

de Caribe en ciclotimia infinita

 

 

El de montañas fue ser ávido

de azules como sus ojos perdidos

en valle encerrado por mogotes

viendo pastar ovejas

en tardes de circo ambulante

algún esquiador en días

demasiado largos de nieve

salió a buscar el mar lontano

de las fotos familiares

primer amor en costa de Amalfi

 

La de isla seguirá soñando el mar

añorará la tierra desde la que partió

buscará incesante el amor

de un marino sin tenerlo

será condenada a vivir entre montañas

colmará las noches de insomnio

en soledad congelará en peces

de nieve todo el deseo

 

Al capitán que valiente

quiso cambiar su verde paisaje

le será concedida la suerte

de dormir mecido por las olas

ver las puestas de sol más sublimes

y tener compañía de gaviotas

nada impedirá que su beso

germine entre corales